Uno de los lugares más adecuados para disfrutar del paisaje y del entorno natural son los merenderos, que se sitúan en las afueras de los pueblos. Son zonas perfectamente habilitadas que nos harán gozar de una autentica excursión por el Barranco. Para llegar a los distintos merenderos se puede hacer uso del coche o si se prefiere disfrutar de éstos andando, ya que son rutas muy tranquilas y poco frecuentadas por el tráfico. La utilización responsable de estos espacios es fundamental para conservar nuestro entorno natural, además de extremar la atención con el uso del fuego, ya que en épocas estivales el peligro de incendio es una de nuestras mayores preocupaciones. Disfruta de ellos y de su entorno evitando su deterioro.
Desde los miradores del Barranco se pueden contemplar maravillosas vistas de las Cinco Villas y del valle del Tiétar. Casi todos tienen barandillas desde las que asomarse y mobiliario de reposo para los visitantes, como bancos de piedra. Suelen estar bien señalizados y algunos disponen de aparcamientos para coches y lugares de esparcimiento, como el mirador del puerto del Pico.
Respirar hondo, pasear despacio, y emborrachar nuestros sentidos con el espléndido paisaje y el intenso verdor de sus praderas, son algunas de las cosas que se pueden hacer, por ejemplo, en uno día del final de verano. Sin duda alguna el otoño es la estación que mayor variedad cromática ofrece y una de las estaciones más bellas para presenciar el colorido de los campos y bosques del Barranco. Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de gratos paseos con vistas increíbles donde los aficionados a la fotografía tendrán el escenario perfecto para captar las mejores estampas.
Nada mejor para desconectar de la acelerada vida moderna de las ciudades que estas opciones más pausadas del turismo tradicional.